Situada en el Parque Langelinie, en la bahía del puerto de Copenhague que desemboca al mar Báltico, muy cerca del Palacio de Amalienborg, «La Sirenita» es una escultura de bronce sobre unas rocas que representa a una sirena marina, y es uno de los sitios imperdibles de la capital de Dinamarca.
La famosa escultura fue inaugurada en 1913, y fue un regalo del cervecero danés Carl Jacobsen (fundador de la empresa fabricante de cerveza Carlsberg) a la ciudad de Copenhague. La misma homenajeaba a otro danés famoso, Hans Christian Andersen, autor del cuento de hadas «La Sirenita», relato que luego tomó Disney para su película de los ’90. La esposa de Jacobsen, Eline Eriksen, fue la modelo para la estatua.
Es sabido, desde las tradiciones y relatos de la Grecia que nos describe Homero en su «Odisea», que las sirenas eran seres mitológicos que, con su canto, atraían a los marineros y los conducían a su muerte. La obra de Andersen, sin embargo, cuenta que un humilde pescador sucumbió ante la voz melodiosa de una joven sirena, quien también se enamoró de él. Ella debió renunciar a su inmortalidad a cambio de poseer el aspecto de una mujer y poder vivir con él.
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En 2012, se inauguró en la también danesa ciudad de Elsinor una nueva escultura, que sería el «alter ego» masculino de la Sirenita. Esta estatua se llamó «Han» («Él», en danés), y, al igual que la Sirenita, se apoya sobre un gran bloque que mira hacia el mar, aunque éste no es de roca, sino de acero inoxidable. Esta moderna escultura posee un sistema hidráulico que hace que la misma pestañee una vez por hora.
- Agustín González Iglesias
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